Cuando se decide que ya no vale la pena continuar viviendo, se opta por el suicidio, una práctica que por estas épocas primaverales se prodiga más, fruto de lo cámbios de presiones atmosféricas y de la astenia primaveral.
Pero incluso para estos quehaceres hay que tener en cuenta una serie de consideraciones, premisas y consejos que a través de este artículo abordaremos y estudiaremos.
Métodos más comunes:
- Tirándose a la via del tren.
- Lanzándose al vacío.
- Inhalación de los gases del tubo de escape.
- Gaseado doméstico.
- Disparo de arma de fuego.
- Ahogándose por inmersión en líquido.
- Ingesta masiva de barbitúricos.
- Envenenamiento.
- Accidente de coche.
- Ahorcamiento.
- Corte o cercenamiento de venas.
Desarrollo
1 - Tirarse a la vía del tren.- Es uno de los métodos más comunes y extendidos en zonas donde existe red ferroviaria. Ofrece bastantes garantías de éxito. El aspecto sufrimiento es relativo, en función de la habilidad o suerte en cuanto a la efectividad del arrollamiento. No obstante, presenta los siguientes inconvenientes colaterales:
- Se provocan colapsos circulatorios de la red ferroviaria.
- Existe riesgo de denuncia por parte del operador a los familiares del suicida.
- Se genera bastante destrozo del cuerpo.
- Desagradable episodio por reconocimiento del cuerpo por parte de los familiares.
2 - Lanzamiento al vacío.- Menos aparatoso que el anterior pero también con menos probabilidades de éxito. Existe un riesgo elevado de quedarse postrado en cama o en una silla de ruedas hasta el resto de sus días, o hasta tener la posibilidad de llevar a cabo un nuevo intento mediante uno de los métodos aquí descritos. En dicha ocasión posiblemente hiciera falta la ayuda de un colaborador.
Requiere, en primer lugar, la localización del lugar idóneo. Es recomendable huir del núcleo urbano, a no ser que el acto se quiera acompañar de ciertas dosis de protagonismo. De todos modos, hacerlo en zona urbana puede implicar daños colaterales a transeuntes y lamentables especatáculos.
To be continue...